«La calma, la paz interior a veces no se busca, te encuentra; es un viaje de aprendizaje, imperfecciones y confianza en lo que está por venir.»
» Aprendiendo a vivir…»
De tanto perder, aprendí que no siempre se gana en el amor, pero que cada despedida es una lección.
De tanto llorar, descubrí que las lágrimas no son fracasos, sino semillas que, con el tiempo, florecen en sonrisas.
«¿Por qué duele tanto?», me pregunto a veces, mientras recuerdo esas noches en las que el silencio era mi único compañero.
Pero ahora sé que tocar fondo no es el fin, sino el comienzo de algo nuevo. Cada caída me enseñó a levantarme más fuerte, a mirar el cielo incluso cuando el suelo parece pegajoso.
Aprendí a estar conmigo misma, a disfrutar de mi propia compañía. «¿Soy suficiente?», me preguntaba antes.
Ahora sé que sí, que no necesito a alguien que me complete, sino que me acompañe en mi plenitud.
En el amor, dejé de buscar la perfección. Entendí que las imperfecciones son lo que nos hacen humanos, lo que nos acerca, lo que nos hace reales.
«¿Por qué exigir tanto?», me digo ahora. Lo imperfecto es hermoso, y yo también lo soy.
Vi a muchos correr detrás de promesas vacías, de amores fugaces. Yo decidí ser tortuga, lenta pero segura, saboreando cada paso, cada risa, cada mirada. Porque el amor no es una carrera, es un viaje.
Aprendí que nadie me pertenece, que las personas están en mi vida el tiempo que deben estar. Y quien realmente quiere quedarse, lo demuestra sin palabras, con gestos pequeños pero significativos.
«¿Quién estará ahí mañana?», me pregunto. No lo sé, pero confío en que el amor verdadero siempre encuentra su camino.
El amor no es una obligación, es un regalo. Ser fiel no duele cuando se hace por convicción, no por imposición. «¿Por qué aferrarse a lo que no fluye?», me digo. Lo que es tuyo, vuelve. Lo que no, se va.
La vida es bella, con sus altos y bajos, sus risas y lágrimas. Aprendí a disfrutar cada detalle, a no vivir anclada en los errores del pasado.
«¿Qué pasará mañana?», me pregunto. No lo sé, pero sé que lo mejor está por venir.
Y mientras camino, lo hago confiando en que todo mejora, en que las mejores cosas llegan cuando menos las esperas. Porque el amor, como la vida, no se busca. Te encuentra.
©Jose Luis Vaquero