El Laberinto de las Emociones
«Entre Ciclones y Suspiros»
Elena y Marcos se encontraron en un café, como solían hacerlo cada jueves. Pero esa tarde era distinta.
Había algo en el aire, algo que no se podía nombrar pero que ambos sentían. Era como si el tiempo se hubiera detenido, esperando a que uno de los dos dijera lo que el otro no se atrevía a pronunciar.
—¿Recuerdas cuando todo era más simple? —preguntó Elena, jugando con la cuchara de su café.
Cuando el Corazón y la Razón Chocan
Marcos la miró, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. —Sí, cuando creíamos que el amor era solo risas y noches largas. Pero ahora… —hizo una pausa, como si buscara las palabras correctas— ahora es como si estuviéramos en un barco, navegando entre olas que a veces nos llevan a puertos seguros y otras nos hunden en aguas oscuras.
Elena asintió, sintiendo que las palabras de Marcos resonaban en su interior. Sabía que no era fácil.
A veces quería quedarse, otras veces quería huir. Era como si su corazón y su mente estuvieran en una batalla constante, sin un claro vencedor.
Y Marcos, aunque lo intentaba, no siempre entendía. ¿Cómo podía hacerlo, si ni siquiera ella misma se entendía?
—Es curioso —dijo Elena, mirando por la ventana—. A veces siento que estamos atrapados en un laberinto, donde cada decisión que tomamos nos lleva a un lugar distinto, pero nunca sabemos si es el correcto.
Marcos suspiró. —El problema es que, cuando se trata del corazón, la lógica no tiene cabida. Podemos salir ilesos de una gran tormenta, pero una pequeña brisa puede derribarnos.
El Deseo: ¿Aliado o Enemigo?
Elena lo miró, sintiendo que sus palabras eran un reflejo de lo que ella misma sentía. Sabía que no era fácil ver las cosas con claridad cuando las emociones estaban de por medio.
Era como si el mundo se nublara, y lo único que quedara fuera el deseo de aferrarse a algo, aunque no supieran bien a qué.
—El pasado siempre nos tienta —dijo Elena, con una voz que apenas era un susurro—. Pero volver a él no nos traerá las respuestas que buscamos.
Cómo Navegar entre Ciclones y Suspiros
Marcos asintió, sabiendo que tenía razón. El deseo de volver a lo que fue, de revivir lo que ya no existía, era un enemigo silencioso que podía destruir lo poco que aún tenían.
—En el amor, como en la guerra, no hay reglas —dijo Marcos, tomando la mano de Elena—.
Pero si algo he aprendido, es que debemos tener cuidado con lo que deseamos. Porque a veces, lo que creemos que nos salvará, es lo que nos hunde.
Elena apretó su mano, sintiendo que, a pesar de todo, aún había algo que los unía. Algo que, aunque frágil, valía la pena proteger.
Porque en el viaje emocional, entre ciclones y suspiros, lo único cierto era que debían elegir con cuidado. Porque el amor, como la vida, era impredecible. Y en esa imprevisibilidad, residía tanto su belleza como su peligro.
©Jose Luis Vaquero