En el tejido de mi existencia, no hay un vacío que se manifieste cuando te echo de menos, porque tu ausencia no crea un hueco, sino más bien una presencia persistente que se arraiga en lo más profundo de mi ser. Aunque físicamente estés distante, tu esencia se fusiona con la mía, creando un lazo indisoluble que trasciende la separación física.
Cuando mis pensamientos te buscan, los silencios se disipan y las dudas que la vida intenta sembrar en mi camino se desvanecen. La ausencia desafia la distancia fisica y tú eres la luz que ahuyenta las sombras de la incertidumbre, la brújula que guía mis pensamientos a través de la complejidad del vivir. Cada momento de añoranza se convierte en un recordatorio tangible de que, aunque no estés presente físicamente, eres una parte intrínseca de mi realidad emocional.
La vida, en su fluir constante, tiende a imponer sus propias interpretaciones de la realidad, a llevarnos de un lado a otro sin tener en cuenta nuestra autonomía de pensamiento. Sin embargo, tú eres mi soledad elegida, una decisión consciente de abrazar tu presencia en mi vida, resistiendo la presión externa de adoptar perspectivas ajenas. Quiero que tu esencia ocupe un lugar irremplazable en mi mundo interior, sin permitir que nadie más se apropie de ese espacio que te pertenece.
En cada pensamiento que dedico a ti, la sensación de vacío se disipa por completo. La ausencia desafia la distancia fisica… Tu ausencia no es un espacio sin llenar, sino más bien una oportunidad para recordar y apreciar lo que compartimos. No existe una soledad dolorosa en extrañarte, porque aunque estés ausente físicamente, te siento tan presente como siempre. Tu influencia perdura en cada rincón de mi existencia, y cada momento de añoranza se convierte en una celebración silenciosa de nuestra conexión indestructible. Así, mientras la distancia física persiste, nuestro lazo emocional se fortalece, recordándome que tu presencia es más que la mera cercanía física; es un eco eterno en mi corazón.
Sin duda la ausencia desafía la distancia física. Es un auténtico desafío de vida.
© copyright | José Luis Vaquero.
En mi mundo interior residen aquellas personas que amo,ya sean familiares o amigos.
No hace falta el contacto físico para sentirlos,para saber que forman parte de mí.
Me acompañan en mi día a día,me reconfortan,me fortalece pensar en ellos.
Percibo su presencia en mi interior porque jamás me abandonan.
Son pedacitos de mí porque habitan en mí.
Cierto la complejidad de la distancia cuando esas personas tienen importancia en nuestras vidas, no se olvidan, al revés se la mantiene vivas con el recuerdo, saludos.
La distancia física no es un impedimento para que exista un sentimiento,bien de cariño o de amor.
Creí que si existe verdadero amor entre dos personas,el hecho de estar distanciados lo que hace es fortalecer ese sentimiento y desear mucho más el encuentro.
Y con los amigos pasa lo mismo,hay amigos que los veo una vez al año y hablamos,por teléfono,nos escribimos mensajes y el cariño sigue intacto.
Me ha encantado éste post tuyo,es muy emocional,muy de releer y pensar.
La separación física no impide que florezcan sentimientos, ya sea de afecto o amor. La conexión perdura a través de la distancia, fortaleciendo la relación con la constancia del cariño. Saludos.