Las palabras, por sí mismas, se convirtieron en un traficante de sueños. Nos hacían volar, creando mapas e imágenes mentales sin necesidad de pintar. Prohibieron escribir y leer, autorizando solo la mirada para quitarnos el privilegio de pensar y sentir las emociones que las palabras aportan. Como una amputación brutal, se dejó de percibir la grandeza de pensar, necesaria para evaluarnos y evaluar.
En el fondo, siempre más de lo mismo: dominar y sodomizar. Vivir es ya un eufemismo difícil y controvertido. Las fuerzas del mal siempre son las mismas: el egoísmo, la hipocresía y el sentirse por encima de los demás. ¿O quizás viene instalado en la idiosincrasia de la humanidad?
REFLEXIÓN:
Las palabras como traficantes de sueños:
Las palabras no son solo herramientas de comunicación, sino también puertas a mundos imaginarios. En el texto, se las compara con traficantes de sueños, capaces de transportarnos a través de la imaginación a lugares sin límites. Esta metáfora resalta el poder de la literatura y el lenguaje para crear experiencias vívidas y emotivas sin necesidad de imágenes o recursos adicionales.
Prohibición de la escritura y la lectura:
En una sociedad aparentemente distópica en la que se prohíbe la escritura y la lectura, por porque se pretende limitar la capacidad de sentir, pensar y expresar. Esta restricción busca controlar de una forma mental a la población y eliminar la posibilidad de disidencia o pensamiento crítico. Se priva a las personas de la libertad de explorar ideas y emociones a través de la literatura, empobreciendo su experiencia individual y colectiva.
Amputación de la grandeza de pensar:
La prohibición de la escritura y la lectura refleja y tiene como consecuencia la amputación de la grandeza de pensar. Se limita la capacidad de reflexionar, analizar y discernir, atrofiando la mente y el espíritu. La sociedad se vuelve acrítica y susceptible a la manipulación, incapaz de evaluar su propia realidad o desafiar el status quo, a la autoridad impuesta.
Las fuerzas del mal:
Identifica las fuerzas del mal como el egoísmo, la hipocresía y el sentirse por encima de los demás. Estas actitudes generan desigualdad, injusticia y sufrimiento en la sociedad. El egoísmo impulsa a las personas a buscar su propio beneficio a expensas de los demás, mientras que la hipocresía permite juzgar a otros sin reconocer las propias faltas. Sentirse superior crea una falsa sensación de poder y dominio, discriminando y marginando a quienes se consideran diferentes.
¿Es la maldad inherente a la humanidad?:
Una pregunta fuerte y no extenta de algo de crueldad social… de si la maldad está instalada en la idiosincrasia de la humanidad. Es una pregunta compleja que ha sido objeto de debate durante siglos. La historia nos muestra ejemplos de grandes atrocidades, pero también de actos de bondad y altruismo. Es posible que la capacidad para el bien y el mal coexista en la naturaleza humana, y que las condiciones sociales y culturales influyan en su desarrollo.
Reflexión final:
El texto nos invita a reflexionar sobre el poder de la palabra, la importancia del pensamiento crítico y la necesidad de luchar contra las fuerzas que oprimen y manipulan las diferentes formas de pensar. La literatura y la educación son herramientas fundamentales para la libertad individual y el desarrollo de una sociedad justa y equitativa.
A veces no se necesita nada más para una rebelión y volverlo todo a cambiar.
© copyright | José Luis Vaquero.
Aún hoy en día,con todos los adelantos que creemos que tenemos vivimos en una dictadura disfrazada de democracia,nos censuran parte de lo que escribimos,nos amenazan con cerrarnos las cuentas de Facebook,no tenemos libertad plena para hablar ni escribir.
Lo que no podrán robarnos nunca es lo que soñamos al leer y al escribir.