Hay un tiempo en el que apenas cuesta soñar y es parte del juego, donde tienes el privilegio de aprender amar, donde las emociones se forman, se complementan y se prenden fenómenos nuevos.
Es un tiempo donde el viento al mover tu pelo, dibuja una razón para levantar la vista del suelo y posarla en ti en ese lánguido atardecer que marca tu figura y le da esa sensación de pertenecer, esa sensación de frescura, que invade y profundiza en tu piel, para ser, para llenarlo de una inmensa ternura.
No te quieres mover, es un momento que atrapa, que llena, que delata esas ansias por ser y por saber, y después ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué es lo que hay que hacer?.
Pasan las horas que parecen minutos y casi sin querer llega el alba, que con sus calidos reflejos inundan nuestras almas, para retener ese tiempo en lo mas profundo de nuestro ser, para guardar, para luego, para cuando las cosas, no nos salgan y para que recordemos que también tuvimos nuestro propio alba.
Hay momentos que vivir es un verdadero mar en la más pura calma.
Y como de la nada te surge ese pensamiento: “estoy donde quiero estar, déjame soñar y que me despierte el alba.”
© copyright | José Luis Vaquero
Editado por: Salfueradeti.com
[…] caudalosos” que desembocan en el “mar de incertidumbre” me resulta familiar. A menudo, nuestra mente es un torrente de ideas que pueden llevarnos por caminos impredecibles. Sin embargo, el texto […]
No quiero despertar de lo que estoy viviendo…
Es tan intenso,tan hermoso y placentero que no quiero despertar de éste sueño