¿Creerás en mí como nadie creyó?
Gracias por el tiempo que me regalaste, por las caricias, por el cariño, por estar ahí, cuando te necesite, o cuando nadie en mí creyó.
Pero, sobre todo, “gracias” por no haberme dado por perdido, cuando me sentía desvalido y la vida se me desmoronó, cuando el destino, o el universo con tanta brutalidad me golpeó, y aun no habiendo sido esta capaz de sacar de mi lo peor.
Tu estuviste ahí, aun sin ser capaz de cerrar mis heridas, de calmar mi dolor, no solo las físicas la de las injusticias, las de la incertidumbre, tapando esa sensación de túnel lúgubre y oscuro de desvarió interior cuando ponía en duda mi propia existencia y dudada cada instante cada día si el cuerpo que me contenía era realmente yo.
Por eso gracias por ese aliento de vida que me regalaste… quiero que sepas que me sirvió.
© José Luis Vaquero
[…] la complejidad del duelo. Cada acción refleja una etapa del proceso de duelo y una manera de encontrar consuelo en medio de la tormenta […]
Gracias me parece muy poco….
Te debo tanto que no sé cómo pagarte,por tus horas de estar escuchándome,por aconsejarme,por no decirme déjame en paz y arregla tu vida…
Gracias por no dejarme sola y no darte por vencido conmigo.