Hay algo extraño en mi que no alcanzo a comprender me levanto con el pie izquierdo y termino con el derecho al revés
Hay días así… Amaneces con el pie izquierdo en la calle de la vida. La cafetera escupe café como un volcán en erupción, las tostadas se queman como sacrificio azteca y el metro, esa bestia indomable, te traga en su fauces metálicas.
Llegas a la oficina con la suela despegada y el pelo enmarañado. Tu jefe, el sargento gruñón, te lanza una mirada fulminante que te hace sentir como un gusano bajo la suela de zapato.
Almuerzo fugaz en la acera. Comes un bocadillo rancio mientras observas a las palomas pelear por las migajas que dejas. Un perro callejero te mira con ojos suplicantes, y tu corazón, que es un blando flan, se derrite en un acto de compasión canina.
En la tarde te arrastras como un caracol perezoso. Te enfrentas a una montaña de papeleo, reuniones interminables y llamadas telefónicas que te taladran el oído y la suma de las responsabilidades te pesan como al serpa cuando carga con lo que no es suyo en la frontera.
Y parece que… Llega la hora de la liberación. Sales a la calle con un suspiro de alivio como si por fin el universo se acordare de ti´´ pero el destino te juega una mala pasada: te tropiezas con una baldosa suelta, derramas tu café sobre un transeúnte y terminas con el pie derecho en el charco más grande´que se recuerda en la ciudad entera.
Peri te protege tu resilencia… Respiras hondo, miras al cielo y te ríes. Porque en la calle de la vida, a veces lo mejor es tomarse las cosas conalgo de humor. Al fin y al cabo, mañana será otro día, y quién sabe qué sorpresas nos deparará la vida.
© copyrigth José Luis vaquero.