Enseñar a no ofender
nos hace diferentes
y es el primer paso
para aprender a respetar
a perdonar, a disculpar,
para hacernos más fuertes
en nuestra forma
de comunicarnos
con los demás.
Midamos nuestras palabras, porque somos libres de pensar como queramos pero al pronunciarlas seremos esclavos de las consecuencias provocadas….
Se consecuente contigo mismo, con tu entorno, con los demás, no todo lo que llegue a tu mente tiene que ser expresado, ni salir a la luz externa, a veces, muchas veces hay que dejarlas dormir en nuestra propia oscuridad.
© José Luis Vaquero