Sabes, pensé que… no lo soportaría. Pero ahora sé que todo pasa, lo tuyo también. Porque no dura un huracán toda la mañana.
En realidad, los pensamientos son también así, a veces muy duros, revueltos, desgastadores; tormentas que a veces, solo a veces, se convierten en ciclones, pero todo pasa.
Ese cúmulo de fuerzas que en la naturaleza se alían para hacer algo extraordinario… todo sucede por algo. Es la realidad que nos toca aprender, y a pesar de que en apariencia pueda parecer destructiva, muchas veces es regenerativa.
La realidad es que en el mundo de las emociones hay huracanes que vienen a regenerarnos, a pesar de sus destrucciones.
Si hoy aprendí que no dura un huracán toda la mañana, estoy pensando en ti.
© copyrigth | José Luis Vaquero
Y menos mal!
Siempre amaina el temporal