Fuiste parte de mi piel, fuiste sueños, fuiste capaz de dejar encerrada mi alma en tu cuerpo algo que jamas antes nadie supo como hacerlo.
Y no sé si fueron mis letras, las noches de pasión, el sentir tu corazón latir acelerado junto al mio, quizás fueron tus palabras, sí, esas que sabían tocarme cuando las mías tu piel estremecían…
Entre ambos rompíamos el silencio, creábamos nuestro propio universo de sonidos incomprensibles al intelecto, plausibles para las emociones capaces de humedecer nuestros cuerpos…
Y cuando la mañana llega rompiendo la magia como se rompe un cristal en mil pedazos, casi no queda nada.
La alborada se lleva consigo cada uno de nuestros secretos, tú por tu lado, yo por el ti, y solo el tiempo sabe si esto volverá a suceder de nuevo…
Reflexión: © copyrigth | Jose Luis Vaquero.
[…] perdida sin darme cuenta de que al hacerlo te estaba reencontrando, que nunca te habías ido, que seguías en mí, como barco sin ancla a la deriva de tus propios pensamientos, de los sucesos que te embargan en tu […]