¿Qujé importa mas? Enseñar a no ofender nos hace diferentes y es el primer paso para aprender a perdonar a disculpar, para hacernos más fuertes en nuestra forma de comunicarnos con los demás.
Mide tus palabras, se consecuente, no todo lo que llega a la mente ha de salir a la luz, hay cosas que al pensarla dos veces caemos en la cuenta del mal que puede hacerse.
REFLEXIÓN:
Aprender a contener las palabras es una habilidad que nos distingue y nos impulsa hacia una comprensión más profunda de la convivencia. La capacidad de enseñar a no ofender no solo nos transforma a nosotros mismos, sino que también establece las bases para el perdón y la comprensión mutua.
En este viaje hacia la comunicación consciente, es esencial medir nuestras palabras y ser consecuentes con su impacto. No todo pensamiento necesita ser expresado.
Permitir que la empatía guíe nuestras interacciones nos convierte en arquitectos de relaciones más sólidas, profundas y respetuosas. La autoreflexión se convierte en un foco, iluminando el camino hacia una comunicación más efectiva, cercana y realista.
Cuando entendenmos que nuestras palabras moldean realidades, nos comprometemos a ser guardianes responsables de la energía que emitimos a nuestro entorno. Este proceso de autoevaluación nos invita a pensar más allá de lo inmediato de nuestras respuestas, reconociendo el poder transformador de la paciencia y la reflexión.
La enseñanza de no ofender se convierte en una manifestación de autenticidad y madurez emocional. Se trata de construir puentes que faciliten la comunicación en lugar de muros que tienden a dividirnos, fomentando la comprensión en lugar de la discordia.
Este camino nos transforma y contribuye a un mundo donde la comunicación es una herramienta para construir y nutrir, más que para destruir y dividir.
¿Qué te importa más? Preguntate.
© copyrigth Jose Luis Vaquero
Estoy muy de acuerdo con la reflexión, pero he de reconocer que es difícil de soportar que una ofensa entre por tus oídos se instale en tu alma, y no se va hasta que las palabras escuchadas como ofensa, se disuelvan en tu cabeza, dejé libre a tu corazón y así quedar tu alma en paz.
Aprender a no ofender, nos hace grandes personas. Aprender a no ofender y pensar dos veces lo que se dice, es responsabilidad afectiva.