«Tu lejanía, tu pasividad e indiferencia me hizo elegir entre tu querer y mi amor propio«detrás de este pensamiento se esconde una situación, muy compleja. Es un eco de esos momentos en los que nos vemos atrapados en una encrucijada emocional, forzados a sopesar entre los deseos de otro y nuestro propio bienestar.
La «lejanía» tanto física como emocional, crea una sensación de desconexión, como si la otra persona estuviera a kilómetros de distancia aunque estén al lado. Esa falta de conexión puede ser devastadora, especialmente cuando uno está buscando reciprocidad emocional.
A esto se suma la «pasividad e indiferencia», dos actitudes que pueden ser difíciles de sobrellevar en una relación. La pasividad implica una falta de iniciativa o compromiso por parte del otro, mientras que la indiferencia sugiere una falta de interés en lo que uno tiene para ofrecer.
Cuando te encuentras en una situación así, te ves obligado a tomar una decisión difícil. Por un lado, está «su querer», lo que la otra persona espera de ti, sus demandas y expectativas. Por otro lo que tú eperas recibir. Es tentador ceder, tratar de satisfacer esas expectativas para recuperar la conexión perdida o mantener la ilusión de la relación.
Sin embargo, por otro lado está «mi amor propio», un tesoro frágil y precioso que no podemos darnos el lujo de ignorar. Es el recordatorio constante de que merecemos ser amados, respetados y cuidados de la misma manera en que buscamos hacerlo con los demás.
Así que, sin haberlo buscado, te ves obligado a elegir entre estas dos opciones. ¿Seguir adelante en una relación que parece desequilibrada, donde estás sacrificando tu propia felicidad y autoestima? ¿O tomar la difícil decisión de priorizarte a ti mismo, de mantener esa integridad emocional y cuidar tu amor propio?
Es un momento importante de autorreflexión, de enfrentarse a las verdades incómodas y tomar una decisión que podría cambiar el curso de la relación, o incluso, de tu propia vida.Es una forma de nuestro yo interior empujandonos a reconocer nuestro propio valor y a no comprometer nuestro bienestar emocional por temor a perder a alguien más. Porque al final del día, el amor propio debería ser la base sobre la cual construimos nuestras relaciones, no algo que deveríamos sacrificar.
© copyright | José Luis Vaquero
Hay quien piensa que el amor es sacrificio,yo creo que no,que el amor es entregarse sin sacrificar nada,un sacrificio denota dolor,bien físico o emocional,el amor no debe doler si es de verdad,debe aportarte felicidad.
Si sientes que no te corresponden que tienes que mendigar unas migajas de atención o de cariño,ese no es tu lugar, está muy bien entregarse a quien amas,pero sin dejar de anaere a ti misma.