No te puedo prestar por qué no eres mío no te puedo dar porque no me perteneces, no te puedo vender porque te quiero para mí, solo espero cada día que desde tu libertad elijas quedarte ha habitar un día más en mi…
Libertad y el deseo: una danza sin fin
La libertad es un anhelo intrínseco del ser humano, un impulso que nos invita a lo individual y a la vez a explorar el mundo que nos rodea, a tomar decisiones, construyendo nuestro propio destino. El deseo, por otro lado, es una fuerza que nos impulsa hacia la búsqueda de aquello que nos apasiona, que nos seduce y que sin saber por qué nos llena de vida.
La libertad y el deseo esa danza constante, una interacción dinámica que nos define como seres humanos buscando la comunicación en el más amplio sentido de la palabra. La libertad nos permite elegir los objetos de nuestro deseo, mientras que el deseo nos motiva a perseguirlos con determinación.
Esta danza puede ser armoniosa o turbulenta. En ocasiones, la libertad puede verse limitada por el deseo, cuando este se convierte en una obsesión que nos ciega y nos priva de la capacidad de elegir con laridad. En otras ocasiones, el deseo puede verse frustrado por la libertad, cuando esta se convierte en una barrera por las controversias en la forma de valorar y ver esa libertad.
El equilibrio es la clave para que la danza entre la libertad y el deseo sea armoniosa. Encontrar el equilibrio en esa balanza entre la satisfacción personal y el respeto por la libertad individual es fundamental para alcanzar la plenitud en la vida y el equilibrio personal.
© copyrigth | Jose Luis Vaquero.
No te puedo dar mi prestar porque no me perteneces,aunque quisiera que desde tu libertad,fueras un poquito mío.