Le conté a las estrellas y ahora saben de ti… Ellas, como ojos vigilantes, me observaban en silencio mientras le susurraba al cielo elmisterio, la razón de tu presencia en mí. Cada palabra era un pincel dibujando un lienzo celestial que narraba la historia de lo nuestro como queriendo plasmarlo para siempre en el profundo silencio del firmamento.
Le conté a las estrellas
por qué te quedaste en mí,
les dije quién eras
y ahora saben de ti.
Me preguntaron tu nombre
para que no robaran
tu luz y esa luz
solo fuera para mí.
Con voz suave, como si temiera romper la quietud de la noche, te describí: tu forma de ser, de existir, tu increible sonrisa como me hace sentir, tu mirada profunda que reflejaba el universo que hay en ti, tu voz al viento que susurraba palabras de aliento, tus lágimas que muchas veces se expresan por ti, tu abrazo cálido que se torna sin fin que se convierte en refugio cuando busco la paz que hay en tí.
Las estrellas, intrigadas por la melodía de mi voz, se acercaron aún más, ansiosas por conocer tu nombre, algo más sobre ti. Pero un velo de misterio me envolvió, un secreto que solo yo podía guardar y compartir. No fué por egoísmo, sino por el deseo de mantener en mi tu luz, de mantenerte a salvo en mi mundo ese mundo que guardo con celo para ti.
Tu nombre era un tesoro demasiado valioso para compartirlo con el universo con ese mundo adverso que hay fuera de ti. Era la llave que abría las puertas de mi alma, la melodía que resonaba en mi interior, el aroma que perfumaba mis sueños. Era la esencia de tu ser, la chispa que encendía mi pasión.
Las estrellas, compasivas en su silencio, me envolvieron en un manto de complicidad y silencio. Sus titilantes brillos, brillaban con un nuevo entendimiento, como si ahora comprendieran la profundidad de mi sentimiento, mis fundamentos.
Y así, bajo el velo de la noche, con las estrellas como testigos de lo que digo, te convertí en una constelación para mí, un secreto que solo mi corazón podía saber. Tu nombre, una dulce melodía que solo yo podía cantar, tener y entender. Tu luz, un faro que guiaba mis pasos en la oscuridad, del ancho mar que rige las estrellas en su eterno deambular.
En la quietud de la noche, te entregué al universo, tu nombre, no como un nombre, sino como una ofrenda de ilusión que no se puede romper ni se rompe. Un susurro que las estrellas llevaron consigo, un eco que resonaría en la inmensidad eterna del cosmos.
Y mientras la noche se transformaba en aurora, me aferré con firmeza a lo nuestro, eso que aun no tiene nombre pero que siempre responde con ilusión cuando te te pienso o te tengo cerca, eso que brillaría eternamente como las estrellas, mi secreto a voces que solo el infinito reconoce y corresponde ponerle nombre.
© copyright | José Luis Vaquero.
Quién no ha tenido un amor imposible en su vida?
Un amor que has llevado en secreto porque no te lo podías permitir,y aunque lo sentías muy profundo,sabes que no es para tí,porque no es el momento,porque pasó tu tiempo, porque llegaste tarde o porque sólo lo sentías tú.