Ni tu cara, ni tu forma de caminar, ni tu sonrisa, ni tu voz. Me quedo con tu forma de pensar; eso es lo que me cautivó.
En la complejidad de las conexiones humanas, descubrí que lo que realmente me cautivó no fueron tus rasgos físicos externos. No fue tu cara, tu forma de caminar, ni siquiera tu sonrisa o tu voz. Lo que me atrapó y me enamoró fue tu forma de pensar y expresar. La belleza que emana de tus pensamientos, la profundidad de tus ideas, y la perspectiva tan particular y única que aportas a cada conversación son lo que realmente hacen que te hace brillar en mi corazón.
En este viaje compartido, he aprendido a valorar la riqueza de tu mente y la autenticidad que brinda tu manera de ver y valorar el mundo. Tu ingenio, tu licidez, tus reflexiones y la pasión que pones y como abordas la vida son la esencia de lo que encuentro en ti verdaderamente seductor.
Por eso puedo afirmar que… Ni tu cara, ni tu forma de caminar, ni tu sonrisa, ni tu voz. Me quedo con tu forma de pensar; eso es lo que me cautivó.
A la hora de escoger a una persona con la que compartir tu tiempo y tu vida,el exterior es lo que menos te debe importar…
Debes fijarte en las cosas que tenéis en común, aunque cada uno tenga su personalidad,pero tener aficiones conjuntas,poder mantener una conversación agradable,reírse y divertirse juntos,estar cómodos el uno con el otro y que haya chispa,que no veáis el momento de estar los dos al lado del otro.
Un físico cambia con los años,pero el cariño y el amor de verdad,siempre están ahí.