En el complejo tejido de las emociones, a menudo nos encontramos con la paradoja de sentirnos completos, incluso en la ausencia. No me siento vacío, aunque te extraño.
La soledad elegida es un santuario atemporal del alma. En este viaje emocional, la presencia física se convierte en un mero espectro frente a la fuerza de una conexión profunda. La añoranza no se traduce en un vacío, sino en un eco constante de la presencia que se mantiene arraigada en el corazón. Cuando se piensa en ese ser querido, los silencios se desvanecen y las dudas que la vida pueda generar se despejan como la niebla al amanecer.
Es en esos momentos de reflexión que la vida revela su naturaleza efímera y volátil. Las dudas y las voces externas, que intentan moldear nuestra percepción de la realidad, se disuelven en la firme convicción de la conexión única que persiste. La dureza del tiempo y las circunstancias se desvanece cuando se elige abrazar la soledad, no como una carencia, sino como una elección consciente.
La soledad elegida se convierte en un espacio sagrado donde la esencia de un ser querido perdura. No se trata de una ausencia vacía, sino de una presencia que trasciende las limitaciones físicas. En este santuario emocional, se construye una conexión atemporal que no puede ser desplazada por ninguna otra entidad.
En última instancia, esta expresión de amor y soledad elegida es un recordatorio de la riqueza que puede encontrarse en la simplicidad de extrañar a alguien. No es un vacío que clama ser llenado, sino una presencia eterna que se manifiesta a través de la ausencia. En la elección consciente de abrazar esta soledad, se descubre un tesoro de significado y conexión que trasciende las dimensiones terrenales.
Creéme la soledad elegida es un santuario atemporal del alma…
No me siento vacía,pero hay días que te extraño…
Aunque me gustan mis momentos de soledad escogida,hay días que echo de menos hablar contigo,reírme contigo.
Estoy rodeada de personas que quiero y me quieren,pero es inevitable acordarse de quien no está a mí lado porque nos depassn muchos kilómetros o porqué físicamente ya no están.