Me gusta romper las reglas, mi estado natural: romper las normas de la mediocridad. Se que soy un poco malvada, lo sé es mi realidad.
Es probable que hayas encontrado a muchas personas como yo: irracionales, sin límites, algo locas y siempre dispuestas a luchar. Reconozco mi naturaleza peculiar, mi disposición a desafiar las convenciones y mi voluntad inquebrantable. No pido disculpas por ser quien soy; más bien, celebro mi autenticidad.
La malicia que menciono no es necesariamente maldad en el sentido negativo, sino más bien una disposición a desafiar las expectativas y a explorar territorios inexplorados. A veces, ser malvado significa desafiar la complacencia y buscar la verdad sin miedo a las consecuencias. Es el coraje de nadar contra la corriente y la audacia de desafiar las normas establecidas.
Mi realidad puede parecer caótica para algunos, pero es en ese caos donde encuentro mi fuerza. Es la irracionalidad que me impulsa a cuestionar el status quo y a buscar soluciones creativas. Mi falta de límites es un recordatorio de que no hay barreras insuperables, y mi disposición a luchar es un testimonio de mi determinación incansable.
Quizás mi naturaleza algo loca sea simplemente una expresión de mi creatividad desbordante. A menudo, las mentes más creativas necesitan ir rompiendo reglas y desafiando las normas de la mediocridad, porque son las que desafían las estructuras convencionales y se aventuran en lo desconocido. Mi locura es mi viaje personal hacia la innovación y la originalidad, donde las reglas se rompen para dar paso a nuevas posibilidades.
Sé que mi realidad puede ser desconcertante para algunos, pero es en esa desconexión que encuentro mi verdadero yo. No me esfuerzo por encajar en moldes predefinidos; en cambio, abrazo mi singularidad y celebro mi capacidad de ser auténtico en un mundo que a menudo favorece la conformidad.
Mi declaración de ser “un poco malvada” es un reconocimiento de mi individualidad y mi valentía para abrazarla. Es mí invitación a explorar tus propias dimensiones únicas y a abraza las partes de ti mismo que puedan parecer inusuales o desafiantes. La realidad es que todos somos complejos y únicos, y al aceptar nuestra verdad, descubrimos el poder transformador de la autenticidad.
Quizás por eso me empeño cada día en ir rompiendo reglas y desafiando las normas de la mediocridad.
© copyright | José Luis Vaquero
No me gusta la mediocridad ni la indignidad….
Soy auténtica,rara,diferente,lucho contra las causas perdidas y no me importa implicarme hasta el cuello para hacer justicia.
No tengo mucho,sólo un techo,comida cada día y lo necesario para vivir,pero me sobra dignidad y no me vendo por dinero.
Me encantó, muchas gracias sal fuera de tí
Es un placer compartir emociones cada día Teresita, un fuerte abrazo.