Soy de un cuento sin adas ni princesas. No vengo de tierras encantadas, donde Alicia y cenicientas reinaban, donde el despertar es con besos mágicos, en un mundo irreal de cuentos, vacíos, vanos.
Mi vivir es en un plano real y tangible, donde las alarmas programan despertares rutinarios, donde las princesas no tienen castillos ni buscan príncipes en sapos.
Cuentan que Alicia olvidó su conejo, lidió con gatos y pisoteó orugas, un mensaje de planos diferentes intentando ampliar nuestra mente, enmascarados en un cuento diferente,¿Será que piensan que somos enfáticamente planos e impotentes?
En mi cuento, de cada día, no hay Quijotes ni Dulcineas, ni Romeos ni Julietas o gatos mágicos, ni espejos donde te embelesas.
La magia es tener que amanecer soportando la misma carga de ayer sin hadas ni princesas encantadas, sin pociones, ni hechizos, mi mundo real, sin príncipes azules, y aguantar soportando la tristeza.
Donde busco compañía más que compañero, y no verme reflejada en un cuento de hadas, que enfrente dragones y se quede, sin mazmorras. Que no haya perdices amenazadas, de finales felices.
Que el final del cuento sea nuestro, convertido en un relato de lucha, de amor y supervivencia, donde la magia es vivir, el día a día, sin perder la esperanza ,sin saber si al otro día habrá algo encima de la mesa,
Que un sueldo ruin, una mala hipoteca, se comen en un instante cuando el jefe te ingresa y te queda un final de mes estresante, para qué contarte porque, como hámster al día siguiente… volvemos a la misma rueda.
© copyrigth | Jose Luis Vaquero
Real como la vida misma sin fantasías extremas.