¿Mi plan de fin de semana?, es no terer ningún plan!!! ¡Ah, el fin de semana! Ese oasis de tiempo libre que a menudo parece tan efímero como un suspiro en el viento. Y yo, bueno, siempre he sido un alma un tanto errática cuando se trata de planificar mis días libres. ¿Mi plan de fin de semana? Bueno, déjame contarte…
Quizás no sea el mejor plan…
La verdad es que mi plan de fin de semana es no tener ningún plan. Sí, lo sé, suena como un oxímoron, ¿verdad? Pero así soy yo, un caótico organizador de la nada. ¿Por qué, te preguntarás? Bueno, déjame intentar explicarlo sin sonar como un aspirante a filósofo atrapado en un cuerpo de procrastinador.
Verás, para mí, la espontaneidad es como una especie de arte perdido que intento cultivar en este mundo lleno de agendas electrónicas y listas de tareas interminables. No es que odie la planificación en sí misma; de hecho, hay algo tranquilizador en tener un plan sólido y seguirlo al pie de la letra. Pero también hay una libertad embriagadora en la incertidumbre, en dejar que el destino nos lleve donde quiera que sea.
Entonces, ¿cómo transcurre un fin de semana sin planes? Bueno, puedo comenzar con la promesa de un viernes por la noche, donde la única expectativa es dejarme llevar por la corriente de Netflix y un buen vino. No hay necesidad de compromisos sociales o agendas llenas de eventos. Solo yo, mi sofá y tal vez una pizza para rematar la noche.
Despertar sin presión.
El sábado por la mañana, me despertaré sin la presión de una alarma estridente, sin la necesidad de cumplir con un horario estricto. Tal vez me levante temprano y me dirija al mercado local en busca de ingredientes para un desayuno improvisado. O tal vez me quede en la cama hasta tarde, abrazando la pereza como si fuera mi mejor amiga.
El resto del día se deslizará entre actividades aleatorias: un paseo por el parque, una visita improvisada a una exposición de arte, o simplemente perderme en las páginas de un libro durante horas. La belleza de no tener un plan es que cada momento es una oportunidad para descubrir algo nuevo, para seguir los caprichos del universo y ver adónde nos llevan.
La planificación esta sobrevalorada…
Y así, mientras algunos pueden ver mi falta de planificación como un defecto, yo lo veo como un pequeño acto de rebelión contra la monotonía de la vida moderna. Porque al final del día, ¿no es la vida misma la mejor improvisación de todas?
© copyright | José Luis Vaquero.
Pues considerando que yo los fines de semana es cuando más trabajo tengo, éste en concreto estoy libre,no tengo nada que hacer y con el mal tiempo que hace,no he planeado nada,lo espontáneo es lo mejor,pero seguro que nos quedaremos en casa,me levantaré sin prisas y ésta noche en concreto que mi hija se va a casa de una amiga, pediré comida a domicilio,una peli o un libro,lo que más me guste,mañana todo el día en casa,que lo echo de menos y el domingo no sé si saldremos a almorzar y a tomar café,todo está sin planear hasta el último momento,eso sí, descansar todo lo que pueda.