Hoy sentí ese dolor incurable de la impotencia al mirarla y verla tan ausente, tan cerca y a la vez tan lejos, al no poder recordar ni su nombre.
Cuando no es capaz de explicar el dolor que siente, cuando la vida la maltrata y no se conforma con darle Alzheimer, sino que poco a poco su cuerpo se desbarata hasta el punto de no poder hacerse con él y necesitar de todos para llegar a sentarse a comer.
Hoy, esa misma vida que le dio vida se empeñó en dejarla caer hasta el punto de golpear su cabeza y los hematomas cerrar sus ojos y no dejarle ver. Me rompe el alma no poder hacer nada, sin memoria, sin vista.
No alcanzo ni a imaginar qué vacío tan profundo habrá debajo de su piel, qué oscuridad tan grande no sentirse ni saber si estas muerta, si vives o estas perdida a la vez. Qué lo cura que ni reconoce mi voz para servirla de guía en ese camino que es una tortura en vida.
La miro con una tristeza indescriptible que me rompe el alma, lloro desconsolada, pongo mi cara sobre su cara para que me sienta, para intentar romper esta locura y se sienta algo segura, y mi voz tiembla, incapaz de pronunciar palabras claras.
Te hundes en su oscuridad al no poder conscientemente ayudarla. Pero mi mente despierta. Ella es mamá, siempre mamá, siempre, siempre mamá. Y aquí para ella estaré dispuesta hasta que la vida decida dejarla de una vez por todas en paz.
Imagino que podría decirme mi madre si tuviera al menos un instante de cordura, de claridad mental, para animarme a seguir en esta guerra que se que perderemos ambas de una forma u otra al final:
MAMÁ:
Como madre, es difícil para mí imaginar el dolor y la impotencia que sientes al verme luchar contra esta enfermedad y enfrentarme a este desafío desde la oscuridad del pensamiento.
Saber que no puedo recordar ni siquiera tu nombre, o explicar el dolor que siento, es algo que me duele profundamente. Me siento atrapada en un cuerpo que ya no responde como solía hacerlo, y me resulta desgarrador ver cómo esta enfermedad afecta a mi mente y mi cuerpo de manera tan cruel y a la vez verme así poco a poco va desgarrando tu piel.
Sé que tu corazón se rompe al verme luchar, y que darías cualquier cosa por aliviar mi sufrimiento. Pero también sé que tu amor y dedicación hacia mí nunca flaquean siempre está ahí. Es importante para mí, incluso en los momentos más oscuros, saber que estás ahí para mí, brindándome tu apoyo incondicional y tu amor inquebrantable, es lo que me hace sentir un poco más segura en este camino tan duro que al final de mi vida me ha tocado seguir.
Y quiero que sepas que tu disposición para estar a mi lado, cuando la vida nos ha presentado estos desafíos tan complicados, es un testimonio de tu fuerza, de tu resilencia, de tu capacidad para sufrir, si para sufrir y a la vez para salir adelante. Porque aunque no comprendo nada de lo que me pasa veo como te enfrentas a momentos de angustia y desesperación, y nunca te rindes, tu mano siempre está ahí sobre mi mano.
Sé que no es fácil, que tienes tu propia vida con sus propios problemas y quizás en algún momento hace años no supue estar a la altura y no te entendí y parte de tu sufrimiento me lo debes a mí, y que a veces a pesar de que te sientes impotente sigues aquí, pegada a mí.
Pero quiero que sepas que tu presencia y tu amor son mi mayor consuelo. Aunque pueda parecer que estoy atrapada en la oscuridad, tu amor es la luz que ilumina mi camino y me da fuerzas para seguir adelante.
Gracias por estar a mi lado en este viaje tan difícil que me ha tocado vivir y al cual también te he arrastrado a ti. Tu cariño y tu presencia son un regalo que aprecio más de lo que las palabras pueden expresar.
Te amo más de lo que las palabras pueden decir, y siempre estaré agradecida en esta vida y si hay otra por venir, por todo lo que haces por mí.
Creado por: Jose Luis Vaquero.
Reconocimiento para Cristina MB, toda su familia y para esas personas que decidieron a pesar del alzeimer quedarse al lado de sus seres queridos, demostrando el respeto y su humanidad.