Sentir con intensidad: ¿una bendición y una maldición a la vez?
La intensidad es un torrente de emociones que nos define como seres apasionados, sensibles y receptivos. Sentimos el calor del sol como una caricia en la piel, el aroma de la lluvia como un perfume embriagador y la música como una ola que nos inunda y transporta a otra dimensión. La alegría contagiosa de un niño, la pasión ardiente de un amante y la profunda empatía hacia el dolor ajeno… todo se vive con una avidez sin igual.
El lado oscuro
Sin embargo, la intensidad también tiene un lado oscuro. El dolor se siente como una punzada desgarradora, la tristeza como un velo que oscurece el sol y la ira como un fuego que nos consume. La decepción, el desamor y la traición nos golpean con más fuerza, dejándonos expuestos y vulnerables. Somos prisioneros de nuestras propias emociones, a veces incapaces de controlar la marea que nos arrastra sin medida.
La intensidad, ¿la clave?
Vivir con intensidad es un baile delicado, en una cuerda floja entre la bendición y la maldición. Se trata de aprender a navegar sobre las olas de la emoción sin naufragar, ni caer en el mar de la propia desolación. Encontrar el equilibrio entre la intensidad de la sensibilidad que nos enriquece y la fortaleza que nos protege cuando la necesitamos.
Lo emocional: Castigo o esencia
Aceptar la dualidad es parte del juego de lo emocional: la intensidad no es un regalo o un castigo, es parte de nuestra esencia. Aprender a abrazarla con sus luces y sus sombras posiblemente es clave de vivir en equilibrio, en paz con nosotros mismos. Convertir ser vulnerable en una fuente de fortaleza y la sensibilidad en una antena que nos conecta con la belleza del mundo.
La responsabilidad
Ser un faro en la tormenta, tanto para nosotros mismos como para los demás, es una responsabilidad. Iluminar el camino con la luz de nuestra experiencia y compartir la sabiduría que nace de las aguas turbulentas es una forma de ayudar a otros a navegar por las olas de la intensidad y encontrar la calma en el ojo del huracán.
La sensibilidad es un viaje que nos transforma, nos fortalece y nos convierte en seres más completos, más humanos, más útiles. Un viaje que, a pesar de sus altibajos, vale la pena vivir.
© copyright | José Luis Vaquero.
Es una bendición sentir con esa intensidad,con esa capacidad de entrega tan profunda,pero a la vez es una maldición no ser correspondida ni con un poquito…
Todo tiene su lado bueno y su lado malo,pero en éste caso creo que tiene más de positivo, porque si tú eres capaz de amar sin esperar nada a cambio,no puedes dar más de tí,tú capacidad de amar es infinita,es pobre quien no lo sepa ver.
No se obliga a nadie a quererte,pero si a tratarte con un mínimo de deferencia y amabilidad.