Cada uno de nosotros vive inmerso en sus propias batallas, y cada día es una batalla nueva… No conviene juzgar, ni juzgarte sin enfatizar y a la ligera..
En este mundo tan acelerado y atropellado en el que vivimos, en nivel de exigencia a nivel de trabajo conlleva un afán incluso en lo personal de superación y con ello ese miedo escénico a fallar y por tanto de alguna manera a fallarnos.
Generalmente nos enfrascamos en un nivel de exigencia personal tan alto que casi sin darnos cuenta llega a estresarnos y con ello a condicionar nuestra vida.
Por eso tenemos que ser vigilantes y tener mucho cuidado cuando el nivel de autoexigencia nos pueda desbordar porque ello también acarreará la posibilidad de derivar en problemas de ansiedad, autoestima baja, tristeza incluso depresión.
Podemos convertirnos en nuestros peores enemigos casi sin darnos cuenta por lo que tenemos que ser expectantes y saber cuando nos conviene rebajar nuestro nivel de exigencia.
Y esto no significa darse por vencidos, sino es tomarse un respiro para afrontar con más fuerza cualquier situación de estres.
Por ello te invito a practicar la autocompasión y trabajar la autoindulgencia como método para no juzgarse a uno mismo con demasiada severidad, pues también puede convertirse en una forma de vida para no ser excesivamente duros también con los demás.
Recuerda que… Cada uno de nosotros vive inmerso en sus propias batallas, y cada día es una batalla nueva…
© copyrigth | José Luis Vaquero
Cada uno de nosotros está librando su propia batalla personal…
Y no hablamos,no llevamos un letrero en la frente
Respetemos a todo en mundo y no juzguemos sin pensar