Es duro y complicado de entender a la vez, lo sé, pero todo aquello que te rompe el corazón, te abre los ojos, te prepara y repara para no caer la proxima vez…
REFLEXIÓN
Imagina que tu corazón es como un frágil cristal. Cada vez que te enamoras y la relación termina, es como si una grieta se formara en ese cristal. Con el tiempo, esas grietas se van acumulando, haciendo que tu corazón sea más vulnerable a las roturas.
Pero al mismo tiempo, cada ruptura también te enseña algo nuevo sobre ti mismo y sobre las relaciones. Aprendes a identificar tus patrones, a reconocer las señales de alerta y a establecer límites más claros.
En cierto modo, esas rupturas son como lecciones dolorosas que te ayudan a crecer y a convertirte en una versión más fuerte y sabia de ti mismo. Te preparan para encontrar un amor que sea duradero y que te haga sentir realmente feliz y completo.
Es como si tu corazón se fuera reparando poco a poco con cada lección aprendida, convirtiéndose en un cristal más resistente y resiliente. Y aunque las cicatrices de las rupturas pasadas siempre estarán ahí, ya no tendrán el poder de romperte por completo.
las experiencias dolorosas, aunque difíciles de soportar, pueden ser una fuente de aprendizaje y crecimiento personal. Nos ayudan a conocernos mejor, a establecer límites más sanos y a encontrar un amor o un lugar mental, que sea verdaderamente compatible con nosotros.
© copyright | José Luis Vaquero.