Cada uno de nosotros somos un verdadero laberinto por descubrir, por descifrar, tanto que incluso nosotros mismos muchas veces no sabemos dónde empieza, donde acaba o la salida donde puede estar.
Nuestro laberinto personal se forma y está en constante evolución y reforma desde que nacemos, al cual se le van sumando nuestras experiencias personales de todo ámbito, por lo que no dejara de reformarse y de crecer durante toda nuestra vida.
Llegar a coincidir con alguien que pueda entender los entresijos que incluso a veces a nosotros mismos nos cuesta tanto trabajo comprender, es como llegarse a conocer a uno mismo a través de los ojos de otra persona. Sí, lo sé, parece una incongruencia, esa es la realidad, aunque a veces nos la cueste ver.
Mostrarnos y dejarnos ver, con la exposición que conlleva, no es tarea fácil; pero si no lo hacemos cualquier persona que amemos, pareja, hermanos, amigos quedarán atrapados en él.
Muchas veces no somos conscientes de cómo se nos ve o como se nos interpreta a través de nuestros gestos, nuestros comentarios, de nuestros actos, nuestra forma de ser y nos formamos una idea de cual y cómo es como se nos ve. A veces real otras infectada por nuestras nuestras vivencias, nuestros tabúes incluso por nuestra forma de querernos ver.
Suele pasar que todos y cada uno de nosotros en realidad somos tres personas o realidades a la vez: como nos vemos, como nos ven y como nos gustaría ser. Como tres mundos intentando habitar el mismo espacio a la vez.
La autoestima y el equilibrio personal son fundamentales a la hora de no distorsionar la realidad, nuestra realidad y la de los demás. Es el modo y la forma de interpretar el aquí, el ahora.
© copyright | José Luis Vaquero
Intentar que nos conozcan es difícil,a todas las personas no le causamos la misma impresión y mucho menos si ya vienen predispuestas por terceras personas..
No me dejo influir por nadie a la hora de conocer a alguien,me hago mi propia idea desde una conversación y me gusta que hagan lo mismo conmigo