Tolerar las emociones que causan dolor se llama equilibrio. Tener la habilidad de manejar y tolerar las emociones dolorosas implica una profunda comprensión de uno mismo y de las situaciones que enfrentamos en la vida.
Es un indicador de madurez emocional y fortaleza interior. Cuando somos capaces de enfrentar estas emociones difíciles de manera constructiva, podemos evitar reacciones impulsivas o destructivas, y en su lugar, responder de manera más calmada y reflexiva.
Esta habilidad nos permite mantener un equilibrio mental y emocional, incluso en momentos de frustracion y adversidad. Nos da la capacidad de aceptar nuestras emociones, tanto las positivas como las negativas, sin sentirnos desbordados por completo por ellas. En lugar de suprimir o ignorar nuestras emociones dolorosas, aprendemos a explorar su origen y a encontrar formas saludables de procesarlas y expresarlas.
Pero el equilibrio emocional no implica eliminar por completo las emociones dolorosas de nuestras vidas. De hecho, estas emociones son parte natural de la experiencia humana y pueden proporcionarnos valiosas lecciones y oportunidades de crecimiento personal. En lugar de resistirnos a ellas, aprendemos a abrazarlas como parte integral de nuestro viaje emocional.
Al desarrollar habilidades para manejar nuestras emociones de manera constructiva, cultivamos una mayor autoconciencia y autocontrol. Esto nos permite tomar decisiones más conscientes y alineadas con nuestros valores y objetivos a largo plazo. El equilibrio emocional nos brinda una sensación de paz interior y nos capacita para enfrentar los desafíos de la vida con serenidad y determinación.
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