Somos un desafío a las normas del amor… ¿Quiénes somos realmente?
Quizás es la pregunta más compleja de responder. Lo nuestro no se puede decir que seamos simplemente amantes o amigos con derechos extras. Ni siquiera encajamos en el formato de novios tampoco cuela. Pero de lo que sí estoy seguro es de que somos momentos hermosos, llenos de vida, deseo y emoción.
Pero… ¿Entonces qué somos?
En la oscuridad de la intimidad, decidimos ser una realidad alternativa, sobrevivientes a nuestras complejas vidas… Somos “casi nada” y “todo”, momentos de alegría robados al tiempo y al vacío de nuestro existir en un mundo realmente hostil a la sensibilidad mocional, que no ve en la tristeza una forma de expresar cierta felicidad con delicadeza.
Esta no es una forma típica de amar, lo sé. Pero no seguir la hoja de ruta típica, clásica de amigos con derechos extras o amantes que se desean constantemente no implica ser algo para el otro verdaderamente importante. Tampoco somos novios que comparten dulces mensajes y se extrañan mutuamente cada minuto, cada hora, cada instante. Somos algo distinto, algo menos evidente y discreto donde el respeto entre nosotros es la base, lo más importante para disfrutar de cada encuentro.
Nos hallamos en esos momentos llenos de deseo y ganas que provoca nuestra conexión especial y única. Y hay mucho de lujuria y pasión, pero sobre todo, hay una comprensión mutua y un saber vernos que está por encima de todo. Nos buscamos, nos encontramos, nos satisfacemos y volvemos a encontramos de nuevo, sin plazos, ni tiempos. Somos la respuesta a esos deseos de necesitarnos, de acariciarnos, de compartirnos y tenernos siempre que queramos pero que nos causan dolor físico ni emocional no poseernos.
Entonces, ¿qué somos? Puede cambiar en cada momento… En un momento dado, somos lo que queremos ser, en un lugar privado, lejos del ruido del mundo en un espacio creado para dos donde sin sentirnos aislados podemos ser quienes somos tú y yo, reconociendo hasta nuestros pasados. Con capacidad para transformarnos en esa realidad alternativa única para nosotros, esa que entre ambos hemos creado. Somos momentos de felicidad robados, al tiempo, a la vida, a la existencia, somos… Algo como “casi algo”.
Explorar esta conexión que no sigue reglas preestablecidas es fascinante, una emoción que puede cambiar en cada encuentro, cada día. La esencia de lo que compartimos nos define, no las etiquetas que se pudieran buscar para darle nombre. Porque realmente somos un desafío a las normas, una revelación de que el amor puede ser de muchas formas.
Estamos envueltos en una historia en la que los encuentros son más que físicos, son únicos; son la unión de almas, de reconocimiento en la oscuridad de un cuarto o de cara al mundo abierto. Somos la promesa de sentirse bien con las pequeñas cosas y en pequeñas porciones, como si fuera un secreto que el tiempo ha guardado en el olvido.
Aunque explicar qué somos puede parecer complicado, ni siquiera lo buscamos, pues hay más belleza en ese “no tener nombre” que en intentar tenerlo. La magia está en la conexión que nos mantiene a salvo y no hace falta presión para ser y sentir, en eso radica en que somos “casi algo” sin ninguna otra pretensión.
© copyrigth | Jose Luis Vaquero
Tenemos una cierta tendencia a etiquetar las cosas…
Nosotros somos lo que somos…
Amigos cuando necesitamos desahogarnos,compañeros de vida,de viaje,padres de una hija maravillosa,amantes cada vez que se presenta la ocasión,una pareja que está unida por voluntad propia y nos amamos mucho,pero tenemos libertad de decisión.
Somos lo que nos sale del corazón.