Dejé atrás las personas que hacen daño y me enamore de la vida… Sin saber por qué, fuí dejando atrás a las personas que me hicieron daño y me enamoré de la vida.
Poco a poco dejé atrás esos ‘te quiero’ forzados, usados para enmascarar el tenerte atado a lo físico o a lo emocional sin ningún otro privilegio, el de darte sin esperar nada a cambio, el relegarte a un simple servicio de responsabilidad personal.
Al dejar atrás las personas que hacen daño… Las ataduras cayeron, dejando ver la realidad de mi vida: un andar, un sinuoso sendero lleno de trampas, de insidias, de requisitorios, de afrontar cada día como una batalla que apenas tienes fuerzas para poder ganar.
Pero poco a poco, y sin saber por qué, los fui dejando atrás. Corté los hilos invisibles de la lealtad responsable y, casi sin darme cuenta, me llegué a enamorar de la vida. Sí, de mi vida, esa que es mía nada más y que es, sin duda, mi primera responsabilidad con el universo y conmigo mismo: vivirla en paz.
Por eso… Dejé atrás las personas que hacen daño y me enamore de la vida, de mi vida.
© copyrigth | José Luis Vaquero.