De ir y venir por la vida entre una Navidad y otra aprendí a no echar raíces porque entonces sería un árbol y no me podría mover y a pesar de que ellas me servirían para no caer, soy más junco que me doblo pero siempre sigo en pie…
Aprendí a que hay más respeto por uno mismo en marcharse en vez de soportar lo que uno quiere, aprendí a… Serme fiel a mi manera y no dejarme llevar por las intenciones de cualquiera…
Quizás por eso siempre tengo lista mi guitarra, mi mejor maleta, la que guarda mis ilusiones, la que abraza a mi alma cuando en algún momento se pueda sentir presa, la que me conoce bien y tensa cada cuerda cuando le llega el sonido de mi voz hasta ella.
Si me ves estas nacidades en cualquier calle de tu ciudad, si te parece bien, écheme alguna moneda. Sé que no canto demasiado bien, pero mi alma se llena cuando soy capaz de ver esa humanidad de quien es capaz de compartir hasta lo poco que le queda…
© copyrigth: Jose Luis Vaquero