Besame con un beso que sepa a infierno que haga sudar al diablo y a los demonios que llevo dentro hasta ellos envidien nuestro ardiente deseo
Bésame con un fuego que haga sudar al diablo, donde los demonios envidien nuestro ardiente deseo. Rompe el silencio con tu pasión desenfrenada, en un torbellino que nos lleve al paraíso prohibido en nuestra mente y en nuestros cuerpos.
Descubre mis secretos en cada beso, y desata la lujuria que nos consume sin freno. Bésame sin tregua, hasta que el purgatorio sea solo un recuerdo lejano y nuestro cielo sea eterno.
En la penumbra de la noche, nuestras bocas se encuentran en un beso que arde como el fuego del averno. Cada roce de nuestros labios despierta al demonio que duerme en lo más profundo de nuestro deseo, y los susurros de pasión rompen el silencio con su fuerza desenfrenada como la marea bate la arena en las tormentas de invierno.
Nos sumergimos en un oceano de emociones prohibidas, donde la lujuria nos consume por completo. Mis manos recorren tu piel en busca de tus secretos más íntimos, mientras tus gemidos llenan la habitación como un canto de siera llena ansia y deseo.
Bésame con la intensidad de mil tormentas, sin pausa ni tregua, hasta que el tiempo se detenga y solo quede el eco de nuestros gemidos en el aire. Que el purgatorio de los momentos pasados se desvanezca en la distancia, mientras nos elevamos hacia un cielo eterno de placer con dada roce de tu piel.
Y al amanecer nuestra mente esté inundada por cada recuerdo como las notas de una canción, pareciendo resonar con su hermoso sonido, haciendo aún vibrar la razón al son de los latidos de tu corazón, aún pegados en las sábanas mojadas de nuestros sueños.
© copyright | José Luis Vaquero.
Si me besaras ya hubieras sabido lo que es el calor del infierno y conocerías al mismo diablo porque es una mujer y soy yo,así de traviesa soy,pasional y lujuriosa.